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Geografía
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Portugal - 7ª parte
a manifestación musical más antigua de Portugal es el canto litúrgico, romano y visigótico. El folklore portugués recibió algunas influencias árabes, tanto en cantos y danzas como en instrumentos. En la Edad Media se impuso el gusto por la canción trovadoresca de estilo provenzal. El rey Dionisio el Trovador creó la Cátedra de Música en la Universidad de Coimbra, donde se cultivó la música caballeresca en tanto el pueblo difundía la danza cortesana. A finales del s. XV, Juan II creó la Capilla Real al estilo londinense, mientras las órdenes religiosas cuidaban a sus organistas y maestros de capilla, imponiéndose el estilo vocal acompañado.
El dramaturgo Gil Vicente popularizó los Autos, mezclando lo sagrado con la música popular. En el s. XVI triunfó la polifonía, importada de Flandes y cultivada en las escuelas de Évora y Vila Viçosa. En el s. XVIII apareció la ópera italiana; el propio Scarlatti trabajó en Lisboa. El s. XIX significó la decadencia de la música religiosa. El romántico Domingos Bontempo fundó el Conservatorio de Música y patrocinó conciertos de música sinfónica. El s. XX se inició con la búsqueda de una música nacional, buceando en el folklore. Destacaron Freitas Branco y Ruy Coelho, y nacidos ya en el presente siglo Freitas Gazul, Lopes Graça o Ivo Cruz.En 1896 se proyectaron en Portugal las primeras películas y se estrenaron las primeras producciones propias, siempre con carácter documental. Tres años después se creó Portugal Film, importadora de películas extranjeras. En 1907 Lino Ferreira realizó el primer corto de ficción: O rapto duma actriz. En esa misma década se abrieron las primeras salas comerciales, laboratorios y productoras. Durante la época muda la producción fue escasa, pero constante, destacando Os lobos (Rino Lupo, 1923).La crisis y la censura salazarista truncaron cualquier posibilidad creativa; en su lugar surgió una pujante escuela documentalista. La película pionera del sonoro fue A. Severa (L. de Barros, 1931), inauguración del género pintoresco-folklórico. Tan sólo escapó a la penuria del régimen, sorteando inmensos obstáculos, Manuel de Oliveira, precursor del neorrealismo. En los 60 se empezó a intuir un afán renovador etiquetado como «nuevo cine portugués». Los directores adscritos a este movimiento formaron una cooperativa (Centro Portugués de Cine) que dejó notables producciones. La Revolución de los claveles significó un renacimiento de la creatividad en libertad, si bien el cine portugués actual afronta graves problemas económicos.